Argentina_BsAs: Pan del Borda una organización que construye

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Pan del Borda una organización que construye

A un año de la represión en el Hospital José Tiburcio Borda hablamos con Pan del Borda, una organización que lucha por la salud mental pública, por los derechos de los pacientes, intentando superar las trabas que la dirección del hospital les pone junto a las políticas gubernamentales que no hacen más que complicar la situación hospitalaria. 

(Manuela Cucchetti – Red Eco) – El Pan del Borda comienza a funcionar en 2002 por iniciativa de un grupo de vecinos que, en medio de un proceso de reclamos al Estado por mejoras en la salud pública, encuentran un espacio abandonado dentro del hospital José Tiburcio Borda y lo recuperan con el fin de hacer ahí una panadería que trabaje como cooperativa. Con el tiempo, los vecinos se fueron dispersando y varias organizaciones, como El Brote y Camino de los Libres, junto con estudiantes y profesionales se hicieron cargo de él, llevándolo adelante hasta hoy. Más allá de que el espacio colabora con la recuperación de los internos y les enseña un oficio que los pueda ayudar en una futura externación, no cuentan con un reconocimiento de la cúpula del hospital, con Ricardo Picasso a cargo de la dirección. Sin embargo, tanto trabajadores como pacientes le han concedido legitimidad a Pan del Borda gracias al gran trabajo diario de los voluntarios. 
“El Pan del Borda es un espacio de rehabilitación dentro del Hospital Borda, donde trabajan pacientes que están internados y externados, también junto a coordinadores que son estudiantes (psicología, medicina, comunicación, etc.) y profesionales, con interés en la salud mental, que ven en este espacio un lugar para intervenir, organizarse y llevar adelante una transformación en el hospital. Es un espacio de rehabilitación porque es fundamental el proceso de desinstitucionalización de los internos. Hay pacientes con 20 años adentro del hospital, una tarea imprescindible para rehabilitarlos es darles las herramientas para que se puedan volver a insertar a la sociedad. Cuando uno ingresa al hospital, la vida social se desgarra. Entran en un estado manicomial donde pasan días enteros sin hacer nada, paseando por los pasillos del hospital y sin una propuesta de trabajo para ellos. Encerrados, la enfermedad se hace crónica y la patología se vuelve identidad. Históricamente los manicomios fueron creados como espacios de aislamiento, para alejarlos de la sociedad. Todo este conjunto de cosas hace que el trabajo de rehabilitación sea necesario a la hora de pensar en la salud de los internos, no es solo el trabajo individual sobre las particularidades de cada paciente, su historia personal y los orígenes de sus padecimientos, sino que se necesita volver a tejer lazos sociales con las personas, volver a tener un oficio, una actividad cotidiana, una rutina. Este espacio de la panadería y otros espacios independientes que funcionan dentro del hospital tienen este planteo, que la salud de las personas tiene que ver con volver a socializarse”, cuenta María José, coordinadora del grupo. 
La panadería es un espacio de trabajo que funciona de lunes a viernes por la mañana, donde los pacientes tienen a cargo la producción de distinto tipos de alimentos y también su venta, de la que obtienen un porcentaje semanal en condición de sueldo. La concurrencia es libre.
Los cambios están a la vista, dice María José: “hay pacientes que llegan con imposibilidad o poca capacidad de habla, rigidez corporal muchas veces debido a la misma medicación, y el trabajo en la panadería les demanda un esfuerzo para comunicarse con otras personas ejercitando tanto el cuerpo como la mente. La falta de estímulos y el encierro empeoran su situación, agravan la enfermedad. Entonces en este espacio donde comparten el lugar con otros compañeros, deben cumplir una tarea en común y tienen que dialogar e interactuar si o si”. Aprendizaje de un oficio y estimulación, la terapia es efectiva y positiva pero la dirección del hospital se niega en reconocer el trabajo hecho por los voluntarios poniéndoles obstáculos en el desarrollo de sus actividades o simplemente haciendo oídos sordos a los reclamos.
Si bien no es un espacio institucional formal reconocido por las autoridades, los coordinadores del Pan llevan registro de los pacientes que concurren a la panadería, dialogando con los distintos médicos y especialistas, elevando informes si es necesario y consultando al personal médico en cualquier cuestión. “Nosotros no hacemos caridad, es un trabajo de acompañamiento constante donde se intenta encausar todo eso para que la transformación sea de fondo”, explica María José. Todos son coordinadores, si bien hay grupos más operativos respecto a algunas tareas, no hay un orden jerárquico. El espacio es abierto y puede participar quien quiera. 

El hospital

¿Cuántos internados hay? Más de 300 personas, sin contar la movilidad de algunos que van y vienen. Alrededor de 80 médicos trabajan en este hospital. La carencia de personal sobre todo en la parte de enfermería es la más notoria: “Los enfermeros son quienes están constantemente con ellos, hacen turnos de 24 hs, muchas veces un enfermero se encarga de 25 pacientes. No hay forma de que la atención sea la correspondiente, las manos no alcanzan, entonces los métodos muchas veces utilizados por el personal del hospital resultan contradictorios con las prácticas necesarias para rehabilitar a una persona. El trato es esencial, hay pacientes postrados, cronificados, que necesitan un cuidado más personalizado. Este es uno de los déficits más grandes en la salud mental, no se puede así pensar un sistema de salud más inclusivo, más humano”, afirmó al respecto María José.
A esto se le suma el abandono de las condiciones edilicias, hay pisos deshabitados, destruidos. Áreas enteras totalmente cerradas, como la morgue. 

¿Cómo empezó esto?

El proceso de desmantelamiento en el sistema de salud mental comenzó hace tiempo y tuvo varios episodios.

  • En las Pascuas de 2011 se produjo el primer corte de gas, debido a una rotura de un caño maestro. Esto dejó a todo el hospital sin gas. Ya desde ese momento circulaba la hipótesis de que era una operación para cerrar el nosocomio. Al hospital le costó recuperarse, ya que se cerraron muchos servicios a raíz de eso. Se reubicaron a los profesionales y a los pacientes. Todo esto significó una reducción del lugar. El servicio 1422 que se ocupaba de problemáticas como adicciones y HIV cerró sin que se ponga un área sustituta.
  • En el verano de 2012 se demolió la panadería originaria ubicada en el subsuelo. Con los pacientes dentro trabajando, se cortó la luz y se comenzó con la demolición. La noticia sobre la construcción del centro cívico de la Ciudad de Buenos Aires en este predio ya se venía escuchando desde 2011, pero a partir de la demolición de la panadería se hizo una asamblea y se dio inicio a un proceso de organización muy fuerte. Sin un lugar estable, estuvieron medio año funcionando en el hall del hospital como forma de manifestación.
  • El 26 de abril de 2012, una multitudinaria asamblea de trabajadores de la institución rechazó la propuesta del gobierno porteño: la construcción del Centro Cívico a cambio de obras en el hospital. Desconociendo el mandato de la asamblea, las cúpulas sindicales de Médicos Municipales, SUTECBA y UPCN aceptaron y firmaron el acuerdo. Las peleas y desacuerdos sindicales que existen dentro de la institución hacen que no puedan concordar para llevar adelante el mejoramiento y la defensa del hospital, olvidándose de lo que verdaderamente importa y priorizando intereses particulares.
  • En la madrugada del 8 de agosto de 2012, un grupo empresario con trabajadores, encabezados por la Policía Metropolitana, entró al Borda por el portón de la calle Perdriel. Rompieron el candado y se instalaron, sin ningún tipo de autorización y violando la legalidad, en un operativo nocturno. La finalidad era empezar con las obras.
  • El 1ero de noviembre 2012 la Legislatura votó de forma express -y a espaldas de la sociedad- un paquete de leyes que habilitaba el traspaso del manejo de las tierras del Borda del Ministerio de Salud al Ministerio de Desarrollo Urbano. Ese paquete incluía varios espacios públicos más. Este es uno de los pactos PRO-K.
  • El 26 de abril de 2013 estaba planeado un festejo por el año de la asamblea histórica donde se dijo NO AL CENTRO CIVICO por votación masiva, cuando el amanecer los sorprendió con casi 400 efectivos de la Policía Metropolitana y el equipo de demolición. A las 9 de la mañana el taller protegido número 19 ya no estaba, había sido demolido. En este taller se hacía herrería y carpintería. El centro cívico se iba a empezar a construir en ese mismo lugar. Lo que sobrevino fue la resistencia de los trabajadores e internos, la represión, un saldo de 50 heridos, 8 detenidos, un festibalazo por el Borda, una jornada cultural y ese lunes una movilización a la legislatura porteña en contra de la represión.

Ese día…

“A las 9, el taller ya estaba demolido, era un caos, nadie entendía lo que estaba pasando, había médicos, enfermeros, pacientes, vecinos, militantes, delegados, funcionarios, periodistas, medios, estudiantes y voluntarios. Era una situación confusa, el taller ya estaba demolido, lo principal era que la policía se fuera. Sucedían tiros constantemente, fue todo muy caótico, personas corriendo, organizarse era imposible, fue complejo, la represión duro hasta las 12. El director no apareció, no se hizo presente ninguna autoridad de ningún tipo, ni desde los gobiernos ni desde el hospital. Hasta que en un momento decidimos irnos porque se habían llevado compañeros detenidos y era más importante ir a reclamar para que los suelten”, recordó María José.

Red Eco: ¿Y la represión en los pacientes? 
María José: Fue mucho trabajo poner en palabras todo lo que había pasado porque repercutió de distintas maneras en cada uno de ellos, muchos se encerraron y lo vieron desde adentro por televisión, hoy en día hay algunos que ni se acuerdan, otros que piensan en la policía y se ponen mal, los menos afortunados llevan los tiros en el cuerpo, hubo un interno que recibió cerca de 30 disparos. Fue un momento muy traumático, hay personas que están viviendo ahí desde hace muchísimos años, el Borda es su casa.
Después de la represión, empezaron a modernizar áreas, el pabellón central fue remodelado, pusieron luces, re-pavimentaron las calles, aunque estructuralmente no se está haciendo nada para cambiar las condiciones del hospital. Es solo un lavado de imagen. Un par de alas se mejoraron, pero no es donde más pacientes hay. Hacen falta servicios, la panadería no tiene gas, hay faltantes de personal. Los carteles amarillos del macrismo están por todos lados, sin embargo no hay grandes cambios.

Ellos no bajan los brazos y siguen luchando por los derechos de los más vulnerados. Junto con el Frente de Artistas del Borda, Cooperanza, Radio Colifata elaboraron un proyecto de ley que se llama “Ley Borda”, donde se asienta la voluntad de que se preserven esos predios correspondientes al nosocomio para el uso relacionado a las necesidades del sistema de salud pública, pasando a ser intransferibles. Este proyecto fue presentado en la Legislatura y muchos diputados porteños lo firmaron. Pero después lo cajonearon. 
Entre olvidos y descuidos, este 26 de abril, se cumplió un año de la represión en el Borda. Para conmemorarlo hubo dos actividades, una en la puerta principal a cargo de ATE, con la presencia de uno de sus referentes, Marcelo “Nono” Frondizi, con Unidos y Organizados, donde tocaron bandas. 
Por su parte, los espacios alternativos que funcionan en el lugar, autoconvocados, la 26 de Abril y laburantes del taller protegido realizaron una actividad en el mismo espacio donde se encontraba el taller protegido Nº 19 y ahora puro escombros. “Nuestras consignas diferían de lo que planteaba el otro acto y nuestras ideologías no nos dejaban unificar. Nuestro panorama es más amplio, no es solo NO a la represión. Es un ataque sistemático al sistema de salud mental, el pacto PRO-K y todos los conflictos recientes en el sistema de salud pública” explicó María José. 
Cerca del mediodía hubo teatro con el Taller de Teatro Participativo del Frente de Artistas del Borda, en el hall de la estación de Constitución. Más tarde marcharon con Tambores No Callan hasta el hospital. Y desde las 15, se hizo radio abierta, donde estuvieron de invitados cuatro de los seis procesados por la represión, que se refirieron a la situación actual de la causa. Para finalizar hubo música, bandas, una quermese para los pacientes y proyecciones. 

La actualidad del proceso

El 24 de abril la Sala IV de la Cámara del Crimen revocó el sobreseimiento del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, de la vicejefa, María Eugenia Vidal; junto con el titular del Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y de los ministros de Seguridad, Guillermo Montenegro; y de Salud, Graciela Reybaud. En ese mismo momento, la Cámara confirmó el procesamiento de los seis trabajadores detenidos en la represión, que irán a juicio oral. La Cámara ordenó además al juez de la causa, Jorge Adolfo López, que continúe con las investigaciones para determinar las responsabilidades que tuvieron en el hecho. Además, consideró que era «prematuro» el fallo que había firmado en diciembre pasado el juez López.
“El gran problema de estos hospitales es que si bien hay que cerrarlos, no hay otra alternativa. Se necesitan transformaciones de fondo. La desmanicomialización es fantástica en lo teórico pero en lo práctico se necesitan estructuras y herramientas para sostenerla. La realidad es que no están dadas las condiciones, sobre todo cuando tenemos un Gobierno de la Ciudad que especula con las tierras públicas según sus intereses inmobiliarios y corporativos. Es necesario un trabajo social muy de fondo, crear una conciencia social que sostenga el cambio”, reflexionó.
La ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 y la Ley 448 de Salud Mental de la ciudad autónoma de Buenos Aires no se cumplen, los gobernadores especulan y negocian con la salud pública, la justicia lo avala, las autoridades del hospital miran para otro lado, los sindicatos se pelean entre ellos, los medios manipulan la información, quienes luchan son ignorados y en el medio los pacientes cada vez mas vulnerados, ¿no habrá derechos humanos para ellos también?

 Buenos Aires, mayo de 2014

Rd Eco Alternativo <boletines@redeco.com.ar>;


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